Es una verdadera pena que seamos tan pocos los que conocemos esta original y muy interesante “distro” Linux gallega.

Hace unos años tenía un viejo portátil que solía llevar cuando iba de viaje. Siendo como es un modelo pequeño resultaba práctico de transportar y, si bien era (y es) más pesado de lo que debería comparado con los estilizados y casi anoréxicos equipos actuales, me agradaba aquella robustez y sólida construcción. Tenía instalado de fábrica un obsoleto y muy criticado Windows Vista junto con un exiguo número de aplicaciones, pues su modestísimo procesador y su no menos humilde giga de memoria desaconsejaban emplear software potente. Pese a los cuidados, poco uso y esfuerzos de mantenimiento, aquel equipo fue poco a poco tornándose pesado y lento hasta resultar completamente inútil. Ni el santo Job con su acreditada paciencia habría sido capaz de soportar el tiempo que dicho portátil necesitaba para realizar cualquier labor por elemental o sencilla que esta fuera.

Me olvidé de él. Un buen día, buscando no se que lo encontré en un rincón cubierto de polvo bajo un montón de papeles y carpetas.

– “Voy a conectarlo y ponerlo en marcha”, pensé; abrí la cremallera del maletín donde lo había introducido mucho tiempo atrás, lo saqué con ese cuidado que todos tenemos con los viejos objetos inservibles con los que aún estamos unidos de alguna forma sentimentalmente y, con algo de nostalgia levanté su negra pantalla una vez colocado encima de la mesa. Me quedé mirándolo por un momento mientras él parecía pedirme ayuda.

– “Vamos a ver que podemos hacer por tí viejo amigo”, me dije a mí mismo.

Hacía ya un tiempo que en mis frecuentes visitas a la página “distrowatch” había tenido conocimiento de la “distro” (nombre abreviado de las distribuciones Linux) Minimo Galpon, incluso recordaba haber instalado y probado con buenos resultados una de sus primeras versiones en otro viejo ordenador de sobremesa.

Mediante mi equipo de escritorio habitual descargué la ISO de Minino en su versión PicarOS. Sabia perfectamente que se trataba de una distro orientada a la enseñanza de niños entre ocho y doce años, pero lo que vi de ella me pareció tan atractiva e interesante que no pude resistir la tentación de probarla ahora que tenía la oportunidad de hacerlo. La instalación me resultó sencilla y en poco tiempo ya la tenía corriendo en mi modesta y obsoleta máquina. Para sorpresa mía, aquel desdeñado computador con un montón de años y horas de vuelo a su espalda se tornó ágil, diligente y sorprendentemente rápido para lo que yo recordaba era lo habitual. Probé y probé todo cuanto se puso a mi alcance y aunque alguna cosilla no funcionó tal como debería (nadie es perfecto), el resultado final de mi personal análisis me dejó pasmado.

Después de esto, sin pensármelo más descargué la ISO correspondiente a la versión Queiles en su versión de 32 bits (mi ordenador no soporta 64 bits), mucho más apropiada para mi portátil que la PicarOS puesto que ni soy profesor, ni pretendo serlo, y hace ya muchos lustros que pasé de los doce años.

A fecha de hoy, disfruto de Minino Queiles en mí desahuciado equipo con un resultado tan satisfactorio que apenas puedo creerlo. Pese a lo modesto y obsoleto de su hardware la máquina se desenvuelve muy bien en las sencillas tareas para las que siempre lo he usado, (escribir correos, navegar por Internet, manejar hojas de calculo o hacer alguna que otra presentación). No necesito más ni puedo exigírselo tampoco. Se ha vuelto a convertir para mí en un fiel compañero de viaje y aunque la batería hace tiempo que no carga y su cámara sigue sin funcionar, pues es la única función que Minino no ha sido capaz de gestionar, me siento muy contento de haber instalado este gran sistema operativo.

Ojalá más gente se decida a probar esta versión española de Linux. Galpon es la abreviatura de “Grupo de Amigos de Linux de Pontevedra” y en mi modesta opinión han realizado un estupendo trabajo que merecería mucho más reconocimiento.

Desde aquí animo a instalar Minino a cuantos quieran revitalizar esos viejos ordenadores arrinconados, pero que hasta el momento no se han decidido a reciclarlos por sentir un extraño vínculo emocional hacia ellos.

Además (seguramente lo sabrán muchos de los lectores) tanto Minino como casi todas las distribuciones Linux son libres y gratuitas, por lo que no hay impedimento económico alguno que desincentive su utilización y, por si eso fuera poco, tampoco es necesario usar antivirus, con lo que eso supone en cuanto rendimiento del sistema, aplicaciones y seguridad, ya que Minino (como la gran mayoría de Linux) son mucho más seguras al no verse afectadas por la mayor parte del software malicioso (virus, troyanos, gusanos, etc.) circulante por la red.

Cada uno puede y debe tomar la decisión que mejor crea y, desde luego, yo no soy quien para decirle a nadie lo que es mejor o peor, pero si tienes un poco de tiempo, un ordenador antiguo, te interesa la informática y quieres darle otra oportunidad a ese viejo amigo, prueba esta “distro” gallega. No tienes nada que perder.

https://minino.galpon.org/es